Cuando iniciamos el camino de la recuperación nos encontramos con que, además de mantenernos limpios de todo tipo de sustancias y de alcohol, vamos forjando una nueva forma de vida basada en principios espirituales que lejos están de aquellos viejos hábitos que teníamos cuando las drogas gobernaban nuestras vidas. Somos fieles e íntegros, con nosotros mismos y con los demás.
Limpios podemos vivir de otra manera, pero apoyados en una serie de valores que hacen que nos convirtamos en nuevas personas, más humanas, sinceras, humildes y en eso que nuestra literatura menciona: “en miembros aceptables y productivos para la sociedad”.
Una vez un miembro de la confraternidad dijo: “Yo soy el mensaje”. ¿Y cómo es eso? ¿Será que su ego es tan grande que se cree el mensaje y no el mensajero? Con el paso del tiempo, la experiencia y el aprendizaje nos damos cuenta que cada uno de nosotros que está en recuperación se convierte en el mensaje mismo. Bien lo señala el libro “Los principios que nos guían” cuando habla sobre la fidelidad y la integridad.
“Cuando practicamos la fidelidad también practicamos la integridad” y además, esa forma de vivir hace que seamos “coherentes y fieles con nuestro mensaje”, porque la integridad nos hace actuar en base a nuestros valores, se sinceros y francos cuando compartimos en las reuniones y en la vida misma fuera de los grupos viviendo sin consumir sustancias.
Vemos cómo vamos creciendo espiritualmente y si aplicamos la integridad y la fidelidad al mismo tiempo, nos sorprendemos la coherencia con la que nos manejamos dentro y fuera de los grupos.
Ya no nos encontramos en discusiones o problemas que no puedan resolverse hablando. Somos sinceros, con nosotros mismos y con los demás. Y cuando nos vemos envueltos en situaciones en las que vuelven a aparecer nuestra antigua forma de vida, la integridad y la fidelidad nos ayudan a encontrar la manera de volver al camino de la recuperación, más cerca de la humildad, la aceptación y la fortaleza.
Responsables, discretos, sencillos, tolerantes, libres, cautelosos, limpios y prudentes nos convertimos paulatinamente en aquellas personas que deseábamos ser y que nuestra etapa de consumo hizo que no pudiéramos ver cuánto teníamos para darnos y en consecuencia, convertirnos en el mensaje de que se puede encontrar una nueva manera de vivir .
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